No es válida la alternativa tan corriente de pensar que el fin de la educación cristiana es lograr una persona que viva de acuerdo con valores y normas morales o éticas adecuadas, y que demuestre una vida recta a los ojos de los demás. Es el caso típico de la persona que no roba, no mató a nadie, no miente, lee la Biblia y concurre a la iglesia. Si bien
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